lunes, 21 de febrero de 2011

“Cisne negro” (Black Swan) Esquizofrenia, ballet y un realismo perturbante


Son los dramas los que ganan premios. Las tramas sobre los efectos especiales, las actuaciones destacadas aplastan las explosiones y el diálogo mediocre.

La nueva película de Darren Aronofsky, director de obras maestras como “Réquiem por un sueño”, es un claro ejemplo de esos trabajos que cumplen con ambos requisitos, buenos para el público y excelentes para la academia. Sin ser una superproducción, lleva consigo 5 nominaciones al Oscar, entre los cuales se destacan, mejor director, mejor actriz para Natalie Portman y mejor película.

En si la historia no parece muy complicada, una bailarina joven e inocente, consigue le papel principal en el lago de los cisnes y lentamente va transformando su personalidad de “cisne blanco”, a “cisne negro”, representando a ambos en el ballet.

La estética de la película parece acompañar la trama a cada paso, desde la música, imitando la obra, hasta los movimientos de cámara que siguen de forma dinámica a los bailarines. Todo crea el ambiente ideal para que al verla, el espectador se sienta sumergido en la mente de la protagonista y poco a poco pierda la noción de lo real y lo imaginario.

En resumen, no sólo basta con ver la película, es necesario vivirla desde adentro y atender a los detalles y las señales que nos guían por esta historia que se balancea entre la perfección y la locura.




Fuente: IMDb

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